lunes, 4 de octubre de 2010


y la tierra negra vuelve a ser. magenta la piel, carcomidos los pies, con el alma en un hilo los pueblerinos me buscan como mocoso perdido.

mocoso infame, inconsiente, poco pulcro... cochino.

me persigné, rogué por quedarme despierto una vez mas en aquel maravilloso sueño extraño en la laguna. me senté en el arbol torcido, en aquella calavera antigua plasmada en la vida misma. la tierra negra, el alma en pena. y la tierra daba vueltas y el gris cielo jugaba con el. la tierra húmeda jugaba entre mis dedos a pies descalzos. el olor a muerto, el olor a azufre. que yo si no era yo, no era el. no era nadie.

me fui, me perdi una vez mas en mi mismo para encontrar algo que se que no esta ahí. ese vacio. ese maldecido sueño que bote en la niñes. y ellos buscan y buscan sin saber que encontrar para buscar su seguridad me guardan, me encierran. que puedo reprochar yo?

y que! si el pueblo hace su vida. yo quiero la mia...que significa... yo mártir.


una atardecer nostálgico cae en mis ojos, una melodía melancólica se apodera de mi sueño

todo se pierde. todo se cae como el barro cuando cae el agua sobre el.

mi cuerpo quiere ser pintado quiere el rojo color en un vestido escarlata, quiere sonreír en un espejo. diablos. el hambre me carcome.


y ellos piensan que soy una arpía.


en ese pantano mi cuepo desnudo sentía el frió, sentía la calma. estaba lejos, lojos de ti, lejos de mi... lejos de ellos. es una especie de culpa, una especie de relajo.

las plumas aparecían, renacían en mis brazos, brotaban lenta y dolorosamente. ya no tenia manos, ya no tenia pies ya que garras en vez de uñas tenia. mi piel ya no era piel y de mi rostro yacía un pico. y es donde ahora ante ti me transformo. que frente a tu rostro hoy cambie. fui negro. me convertí en arpía.