jueves, 8 de abril de 2010


vamos, una mas...



es como...
es como inyectarme...


son mis dedos...





feliz ....














exsausto

Y aquí estamos de nuevo, corriendo sobre el mismo circulo, sobre las mismas mentiras, sobre las mismas verdades.

De mi largo cuello suelto un lazo rosa al viento, siento que fuera mi alma, mi vida libre dentro de un tormento, debajo de una sombra. Siento que mi alma es libra, no tiene ataduras, siento que corre, se mezcla, se retuerce en maravillosas contorciones dejando sin palabras.

Y es en donde bailo sobre el circulo, canciones de niños, tarareos. Y es sobre mi…

Todo…

Sr ególatra, quisiera lamer los pies para usted. Sr ególatra quisiera pisotear al pueblo para usted…

Sr ególatra, ¿quisiera usted ser… dios?

Y de cansancio de tanto bailar en el suelo reposo, lejos del rosado, lejos del turquesa se oía cat power con su memorable hate, mientras mis ojos se perdían en esa canción tan bellamente deprimente…. Y nadie lo sabría.

Y nada tiene sentido, pero…quisiera contarte una mentira. Ven, quiero susurrarte al oído…

Me odio… y me quiero morir.




Diablos… aquí vamos de nuevo, la pieza da vueltas y todos corren, corren sin parar mientras la música da vueltas.

Me alejo, me detengo, me mantengo, me contengo. Sin gritar me muevo, camino lentamente hacia la puerta.






Siento que no soy yo. Yo se ha quedado atrás con los otros

domingo, 4 de abril de 2010


Con algún arma especial mi pecho se abrió y de un melodioso grito mis penas afloraron en un suspiro entrecortado bajo las saladas lagrimas de mis ojos.

Como vivir bajo un puente de tristeza y desesperanza. Ella quisiera creer que todo esta bien, mientras su vida se descompone, mientras su alma se nubla. Por que ella se miente, que derecho tiene de sentirse culpable.

Odio la vida, odio la gracia, odio el alma, el sentimiento.

Y una virgen daga saco de mi endecorado abrigo checo. Apuñalado el alma, el cuerpo… mi cuerpo

Pequeñita, pequeñita. De ojos tristes, de alma quebrada. Ese día se zurcía su boca para no vomitar, pana no destruir. Y en ese pequeño cuarto de crema y porcelana su cuerpo caía de una cuerda, sin respiración caía, y en su cuello su cuerpo se mantenía.

Después de tanto tiempo quise verla. Vivía con un búho.

La vi distinta, en su cuello se veían aun las marcas del suicidio.

jueves, 1 de abril de 2010


Con mis alargadas manos lo traje a mi memoria otra vez.
Recordé que alguna vez me quito la vida, me coloco su suave mano en mi boca y tapo mi respiración. Esa noche no me quería dejar vivir, con su rostro inmóvil observaba mis lagrimas caer, con su rostro inmóvil miró como de mis ojos la vida se desvanecía. Que en su memoria mis cortes estarían. Que llevan su nombre lleno de encajes y dorado a su alrededor.
Me aprieta el pantalón. Mientras hoy lo recordaba una gota de pena caía suave en mi alma purificada, sobre esa protección medicamentada caía una gota negra llena de angustia y de dolor.
Es el señores. Es el, un ser al cual era de temer. Que en su imagen de protector, de perfecto humano había en su interior una bestia que comía almas para saciar su falta de vida.
Era el… mi papa. Mi imagen. El retorno torcido de un suicida