Mí querido
once de Septiembre
hoy vierto mis lágrimas por ti
Lloviendo
sobre aquella moneda destruida
Sobre mi
cabeza podrida de ideales
De sueños
pisoteados y escupidos
Desde la violación
carnal de mis derechos
Por nuestras
almas en pena que se parten en sus paredes
Como pedazos
de mi cuerpo somnoliento entre la batalla
Me siento
entre los perdidos, los que jamás volverán a escuchar
A los que
jamás podrán volver a ver.
Cavo mi tumba en el aire
Entre todos y entre nada
Algunos se cavan en una tierra
Mas profunda
Pocos pelos de ceniza
Otros cavan mas profundo
Mi querido once de Septiembre
Sin más que
poder decir o hablar
Nuestros
ojos han llamado a la noche
Junto al
sonido del silencio
Entre las
almas que no hablan
Inmortalizados
en nuestras memorias
Implantados
en el consciente
Omitidos
frente a la materia
vivos en las voces del presente
El cuerpo
fue solo una celda de carne y huesos
Que retiene
y envejece el alma.
hoy
No hay
memoria
ni recuerdos de opresión
Solo
visiones grabadas
De los ya no
vivos
Los callados
Los
desaparecidos
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